En el corazón de un reconocido steakhouse, tuve el privilegio de documentar un espectáculo gastronómico pocas veces visto: el ronqueo de un atún bluefin madurado durante 12 días en cámara de frío controlado.
Este proceso, profundamente arraigado en la tradición japonesa, implica el despiece artesanal del atún, revelando texturas y colores que narran la historia de su maduración y calidad excepcional. Cada corte es preciso, casi ceremonial, destacando el respeto hacia el producto y el oficio del maestro ronqueador.
Mi enfoque fue capturar no solo la anatomía imponente del bluefin, sino también la emoción y la técnica que envuelven cada instante del proceso. A través de fotografía y video, busqué transmitir el ambiente único de la cocina: el silencio expectante, el sonido metálico del cuchillo, el vapor de los refrigeradores y los destellos carmesí de la carne perfectamente madurada.
Tras el ronqueo, el atún se transformó en protagonistas de varios platos inspirados en la alta cocina francesa, donde la precisión culinaria y la creatividad se dieron la mano. Desde cortes crudos servidos en delicadas preparaciones, hasta piezas selladas al fuego, cada receta fue una oda al sabor puro del bluefin madurado.
Este proyecto es un homenaje visual a la unión entre tradición, técnica y arte culinario. Espero que mis imágenes y videos les permitan sentir la misma fascinación que sentí detrás del lente, testigo de cómo un ingrediente excepcional se convierte en una experiencia gastronómica inolvidable.

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